martes, mayo 13, 2008

las mujeres se embarazan o las embarazan y muchas veces se cree que la presencia --aquí estoy-- certera de un huevo dentro de su vientre --el de la mujer-- debe resultar en obligación de llevar adelante, pues, nomás, el crecimiento hasta devenirlo en persona y que nazca.

las mujeres también buscan zapatos que las hagan bellas, altas, elegantes. zapatos que también --aquí estoy-- indiquen una personalidad, el taquito tiqui tiqui sobre la vereda, una decena de centímetros exactos que alardeen los globitos de las pantorrillas, la finura del tobillo, que incomoden la cintura, que enloquezcan a los hombres.

las mujeres las más de las veces queremos dormir, sobre todo cuando son unos cuantos por encima de treinta los años que gastamos, cuando ya no pueden disimularse los párpados hinchados ni las piernas en las que las venas van tejiendo a la vista de todos una finísima y delicada red de hilitos rojos. pero, las mujeres otras veces preferimos que nos digan cosas que pueden ser mentiras pero que nos acerquen a la felicidad primal de ser deseadas y necesitadas.

las mujeres conocemos el secreto, también, de la felicidad del hombre, del camino que los deja en nuestras manos por entero. casi siempre tan sencillo. tan inexplicable.

2 Comments:

Anonymous Anónimo opina lo siguiente:

Uh... pasame el secreto que yo no me lo sé todavía.

12:15 a.m.  
Anonymous Anónimo opina lo siguiente:

yo tampoco tengo idea luc. pero hay dias que una tiene la sensación de que entiende a los hombres... no?

no sé si es que ellos son más simples o nosotras somos tan irremediablemente complicadas.

12:52 a.m.  

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