entonces, se me ocurre que debería abandonar toda malicia en mis decires acerca de las personas
pues en definitiva no soy cosa distinta
y sin embargo
(uno siempre está pronto a atribuirse en grado excesivo una cuota de falsa autoridad moral para esos menesteres)
qué divertido es
entrecerrar los ojos y soltar la lengua
respecto de --por ejemplo-- la rubia cabellera que abandonará estas oficinas por ciudades transcordilleranas
o
la imbécil y dientuda secretaria
claro, la socialización exige posteriores e hipócritas -por qué no decirlo- buenos tratos para con el mundo en general.
1 Comments:
¿Vos sabés que la rubia imbécil te puede estar leyendo?.
A mí me despidieron y me expusieron a pagar indemnizaciones por calumnias por mucho menos.
Cosa que hizo que no pueda tener a mi nombre ni los calzoncillos.
Cuidate, querete, es un consejito sano de etanol y el empetrolado Petete
(brauerverg)
Publicar un comentario
<< Home