el pato teme ser comido y crujido. ¿a qué le temo yo? a los falsos abrazos, a ser superficial, vulgar. a la muerte --porque no la entiendo bien, acá, otra vez, no digo la de los demás, digo la muerte mía--. a no poder cumplir con lo que prometí aunque no importe ni la promesa ni lo que prometí.
el criterio de realidad dice, después de lo que acá acontezca: nada.
los cuentos del trueno entre las hojas me salvan, y cómo, del hueco vacío de literatura y palabras en el que me había escondido estos días. me devuelve, el paraguayo, como un fósforo en pleno trance de extinción, las ganas de escribir (poquitas), y la nostalgia anticipada de cuando se acaba un libro que todavía estamos leyendo, y el consuelo de saber que hay otros, tantos.
3 Comments:
ah! entonces con el paraguayo sí y conmigo no! añá-membuí!
por otro lado, o por el mismo, como pata tenés buenas gambas...
y eso de a ser comida, vaya y pase pero miedo a ser crujida?
que pasa con don bastos, que lo estan agarrando todos, ya lo ví por acteon, con el "supremo", aca con el trueno y tambien en la bali,pero me quedo con los cuentos,hace poco dieron otra vez la pelicula dirigida por bo, con la coca, para que envidien...... pantorrillas. alejandro
(sshhh, baliverna & yo somos grandes compañeras de aventuras)
y bueno, los miedos son así de absurdos o de irracionales: sí crujida o crepitada, quien sabe.
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