de mamá (o de su enfermedad) ahora me entero que mucho (yo) no quería saber, que no podía.
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compré dos preciosos libros de cuentos españoles de los siglos XVI y XVII, el uno, desatinos y amoríos, el otro, pasiones y no recuerdo qué cosa (quedó en casa).
cito textual y bellísimo por lo ingenuo pasaje:
"el mancebo, cuando vio la hermosura y compostura de la doncella, su habla, su honestidad y vergüenza, de tal manera quedó enamorado, que lo menos que le diera fuera todo su caudal, pues en aquel mismo punto le había entregado el alma"
quién pudiera ser tan bella y pura que semejantes y tan grandes pasiones desatara.
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en estos días intentaré escribir o terminar de escribir algo que ha tiempo estaba pendiente de la cuerda de mi voluntad de concluirlo.
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eso es todo por hoy, amén de los muñequitos
joe 90 que graciosamente he confeccionado para mí y para mi compañera de oficina en alusión al gran parecido que guardan con nuestro jefe o gerente --cara de plástico, movimiento mandibular inferior para el habla, camisas almidonada, chaleco, etc--.
cada muñequito es hecho con una fotografía de los personajes de joe 90 impresos en blanco y negro, pegados sobre cartulina y luego adherido a la espalda --de los muñequitos-- uno de esos cosos de plástico que se utilizan por lo común para revolver el café y otras infusiones. cada una de nosotras ha puesto su muñequito frente a sí, de modo que el tal personaje resulta callada compañía por las mañanas y, además, discreto confidente de todas nuestras tribulaciones oficinezcas.
a nuestro compañero de escritorio, por no dejarlo en menos, le armé similar títere aunque con la imagen de betty boop.