jueves, abril 06, 2006

qué agotamiento que resulta la cama vacía, el sueño se evade y cae tardío, intempestivo, denso.

después de no pocas reflexiones vuelve una cierta oscuridad determinada más bien por el cansancio, las tareas, la carrera diaria, etc. (la redacción, ya no digo escritura, de lo que aquí aparece suena muy a horóscopo de matutino dominical).

será que el libro de halperin donghi se pierde irremisiblemente en detalles en los que yo misma me pierdo: nunca pude seguir las historias de la historia cuando son narradas desde lo particular, por mi falta de concentración, por mi incapacidad de hacer la síntesis, por mi pereza general.

punto.

cuando los chicos lloran yo los dejo.

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escucho voces. una es la de mi cintura, cansada un poco de upas y mochilas. otra, que se ubica un poco más al sur, habla bajito pero intenso: reclama de la vida grandes cosas.

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una pera jugosa, plateada. así, a veces, me siento: como pera jugosa y plateada.

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