lunes, marzo 13, 2006

y como muero de ansiedad utilizaré la función catártica o desquitártica de la escritura, que si de algo ha de servir la muy inútil, pues que sea de asesina de un tiempo que no corre lo suficientemente rápido.

porque encima de la torre de horas, hoy no es justo el día de llegar temprano: desde las seis de la mañana se sucedieron más o menos las mismas cosas de todos los días, el levantarse y tropezar con zapatos, medias y otras vestimentas desparramadas alrededor de la cama y aledaños, descargar dorado líquido a toda velocidad, luego la ducha reparadora (más bien despertadora), tomar la pastillita preventiva de nódulos y otros horripilantes monstruos del cuerpo, etc, dejar al crío en el colegio, correr al supermercado y hacer la compra de la semana (cargado de odio el corazón) en velocísimos treinta minutos, saltar al anteúltimo vagón, arribar al microcentro a las nueve menos diez, etc.

luego el tiempo se detiene.

luego, encuentro que debajo del escritorio junta mugre un montón de libros olvidados. con un título esperanzador y reanimante encabeza la pila "el espejo de la muerte" del amargo de unamuno.

la gente acá no habla de otra cosa que de estaciones de servicio, megawats hora, paradas de planta, transporte de crudo, qué sé yo. no es que tenga yo otras ideas importantes que decir o compartir, pero, pongamos por caso, el estímulo es inexistente y no dan ganas de nada. claro que la costumbre de la casa es el auto-estímulo y lo que no se encuentra del lado de adentro más vale no buscarlo del lado de afuera. la convicción de la actividad introspectiva permanece aunque notablemente deteriorada.

recibí una carta de mi prima refiriéndome sus peripecias de amor a saber: que conoció a un tipo que divino le prometía felicidades de a cientos y ella que desfallecía de cariño y consentía. entonces van por la noche a una milonga --soñaban ambos por anticipado ese momento, él había dicho que juntos danzarían el amor y qué sé yo cuántas otras idioteces acarameladas-- y resulta que el hombre (bnah, la palabra hombre le queda varios talles grande) así sin decir agua va, viene o se derrama, resulta que no sólo se exclusiviza con otra mujer la noche entera, sino que, delante de los propios e incrédulos ojos de mi anonadada prima, el tipo se retira del lugar, tan compadrito él, con la otra. así nomás. lo que yo no entiendo es cómo ella (mi prima) no le propinó un tortazo en plena jeta, o por lo menos no le hizo una zancadilla!

¿es justo?. no digo que uno no pueda mentir o irse con quien se le de la gana pero... ensayar un poco la delicadeza no estaría mal. o mi prima es muy boluda o el tipo es un turro de aquellos.

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