viernes, marzo 31, 2006

hoy ya no estaba tu música, grillo.

me duele algo la espalda, un poco. yo digo: lo que yo elijo lo hago y hago lo que elijo, de modo que vícitima de lo que hago o elijo, no, por las razones que acabo de enunciar. pero sucede que veces hay en que, tras haberme levantado a las seis horas, correr con mochila, cuadernos, libros, milanesa, ir al colegio, luego a la oficina, lidiar con jefes, compañeros, planillas de cálculo, tras haber todo eso hecho y más se me exija (es decir, que exista la insinuación sutil de la exigencia), que gane más dinero del que gano o por lo menos que lo reclame porque la verdad sea dicha (no por mí, yo tengo mis propias cláusulas de ajuste y si bien es cierto que nadie me regala nada, no soy boluda y yo tampoco le regalo nada a nadie --a quien no quiera regalar, se entiende--) me están "cagando" ya que acá cualquier idiota se la lleva en palas. asimismo, luego de utilizar mi creatividad en la cocina en pos de la felicidad estomacal de los hombres que mi casa habitan, de lavar los platos, de preparar la comida para la vianda del día siguiente, de bañar a los niños, de mandarlos a la cama, de preparar la ropa que mi cuerpecito va a lucir por la mañana (con el noble propósito de no despertar a quienes continúan franeleando con orfeo), digo, asimismo se me exige que esté bella y fresca como verdísima escarola arrebatada de la huerta y lista para la ensalda (ensalada=coito)?

a veces, a las mujeres, se nos exige demasiado. claro, todo está dentro de lo que somos capaces de ofrecer (y mucho más también, cada una sabe cuál es su nivel de productividad).

1 Comments:

Anonymous Anónimo opina lo siguiente:

qué locos son tus días...por lo que leí así debe ser no?

siempre se nos exije un montón a las mujeres, pero creo que lo más importante es cuánto nos exigimos nosotras mismas. Suerte con tu lucha diaria por seguir adelante!

11:22 a.m.  

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