viernes, marzo 03, 2006

déjala que caiga

se repite la lluvia, la taza de café mitá & mitad (porque es así, mitá & mitad) y sobre el banco alto de pensar en cuántas veces la cuchara --avec la petite cuiller il a tourné--- ha repetido el movimiento, y mi mano, y el brazo, y todo tantas veces diferentemente igual, me da en los ojos una nube de melancolía que repite, también, lo que acontece fuera. me arrastro por las hojas sin placer, tal vez por algo parecido a un no me dejes, aunque se me hace dulce, este cansancio.

(y por momentos quisiera escaparme de los hombres, de los míos, de los otros, de haceme la comida, dame, quiero compañía, tu dinero, nunca me abandones, me gusta tu culo, vos pedí que yo después te cobro, ya no hablamos de lo que nos importa, en un rincón --ahí-- la idea de deberte algo, pasame el informe, no entiendo este número, mi mujer nunca me escucha: desde que se embarazó, de garchar, niente, no te preocupes que te escucho yo, y sigue, en su marchar por las paredes, colgarse de los techos, ¿cómo se hace? vos necesitás un service; los hombres, que son tan no independientes, que no saben, que solitos no, que la camisa, que planchame, los hombres que diría que extraño a las mujeres ah! pero que haría yo sin una verga)

tengo húmedos los pies, el pantalón helado desde el ruedo y en los lóbulos, colgando, dos redondeles de nácar preciosos como lunas.

anoche revolviendo los cajones se me apareció mamá en un papelito. lloré un poco. lucas empieza primer grado el lunes ¿sabés? y la ansiedad de despertar temprano, de llegar a tiempo, ya se instala. hace dos días que no moja las sábanas, que crece. y con él yo misma crezco y soy pequeña, inquieta, preocupada.

deseo, levemente, otra vez la imposición de la escritura, desesperar por una historia, por decir (y me repito y se repite el título, la frase).

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