lunes, noviembre 14, 2005

entonces alguien te llama por teléfono y te cuenta la muerte súbita de un niño de tres meses a quien no has conocido, aunque sí a su madre y a sus abuelos y el mundo vuelve a quebrarse por enésima vez, y pensás en el dolor inconmensurable, en la absoluta tristeza que debe haberse apoderado del cuerpo de la madre, rubia y bella y desconsolada de todo consuelo, y ves que nada queda indemne y sin embargo te tragás mejor lo que te toca porque no podés imaginar siquiera lo que sentirías si te arrebataran a tus hijos, llamás pues a su padre y le contás el horror y él no comprende bien, los hombres son así, ojos que no ven corazón que no siente, no sabía que existía el síndrome, pero nunca te diste cuenta, nunca me viste moviendoles el cuerpo despacito para sentirles la respiración, cuando eran bebés, vivía yo en alerta todo el tiempo, no desesperadamente alerta, pero siempre atenta, siempre conectada, entiendo ahora bien que mi hermana no quiera tener hijos, que quiera evitarse todo sufrimiento, suena estúpido pero yo la entiendo, etcétera, alguien me pregunta si estoy bien, le digo sí, me enteré de algo feo solamente, ah, es que tu cara es expresiva, muy expresiva. sí, sí, es uno de mis defectos. marco el teléfono de casa, da ocupado.

2 Comments:

Anonymous Anónimo opina lo siguiente:

Qué sensación de desamparo tan grande.

10:52 p.m.  
Blogger Carlos opina lo siguiente:

¿defecto?

12:12 p.m.  

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