martes, noviembre 01, 2005

cuando hablo con papá se lamenta, que está deprimido, que tiene ganas de llorar todo el tiempo, no voy a poder caminar ya nunca más desde la estación a casa, ni de casa a la estación. porque te trae recuerdos, le pregunto. no. entonces. entonces no sabe bien qué trae ni qué lleva, sólo que con cada paso llora y llora y va dejando un rastro salado tras de sí. por momentos me resulta demasiado lacrimógeno. aunque es bueno, así no se te va a enfermar, querida, tu padre.

con tremenda lucidez escribe ss algo que ha llegado a desarmarme (en verdad debería parecer obvio, pero) que la explicación "psicosomática" de ciertas enfermedades no es más que una suerte de mentira a la que se echa mano toda vez que los científicos hacen agua. nosotros no conocemos las causas, ergo, la culpa la tienes tú. y ahí se abandona un poco al paciente, queda en pampa y la vía siendo responsable de la tragedia de su enfermedad. en fin, que prefiero creer que papá no va a enfermarse nunca, no porque sea él constitucionalmente sano sino porque fluye sus emociones sin ningún tipo de autocensura.

quizá se oculte una combinación convexa de muchisimísimas cosas.

de la literatura constance chatterley hace las veces de excusa para mantenerme en la lucha del leer algo. hay escenas en un gallinero con faisanes recién nacidos, la vieja histoira de las minas de carbón en inglaterra, y la siempre recurrente y nunca del todo gastada cuestión del deseo.

cambiaré visita al dentista por clase de tango, una será una vieja desdentada ¡pero qué linda circula con su falda por la pista de parqué!

1 Comments:

Anonymous Anónimo opina lo siguiente:

Qué bueno es poder dar fe de la última frase.

12:26 p.m.  

Publicar un comentario

<< Home