acá estamos que nos corren los muebles a cada rato y ya no sabe ni dónde sentarse una, te queda la impresora a tres km de distancia y tu odioso compañerito demasiado pegado a la nariz.
trato de leer un libro, la historia del Rete Kab, su esposa, su hija. hay sentido del humor, como siempre, y un dolorosa exposición de la crueldad en general (disfrazada de exclusivamente sexual, pletórica de pijazos en contravención y agujeros rotos).
de escribir ni hablar. de hablar, ni escribir. sólo pasear en bicicleta debajo de los árboles, jazmines, magnolias abiertas en pleno celo primaveral, mirar a los cachorros colgándose de la perra cada vez que pueden, ocuparse de los cachorros propios, preparar torta de azúcar y manzanas. nada más.
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