miércoles, octubre 05, 2005

otra crónica sería: fuimos con amiga a la confitería de maderas y caireles. un señor me invitó. atribulación de por medio le referí mi pasada y todavía reciente experiencia milonguera. debe ser homosexual, sentenció el señor sin dejar de bailar. sonreí. no pude contestarle lo que en ese momento pensé. hubiera quedado feo, contraviniente de códigos y lo que se espera de una señora.

ahora que mamá no está, o sí está y se apresenta de mil diferentísimas y originales --a veces tristes, pero tristes de melancolizantes porque en verdad ninguna cosa de mamá fue triste, ni siquiera su muerte*-- maneras, parece ser que la escrituralidad de mi vida se desaparece un poco, se esconde. vuelve, dicen, como andar en bicicleta, como eso que tú haces.

* dijo, en su lecho: nena, a ver si se dejan de joder que tu hermana llama de españa y habla con papá todo el tiempo a ver si ¿estiró la patita? ¿no estiró la patita?. ay mamá!, le contesté, no seas exagerada, eso va a ser cuando vos quieras. me miró, fija. no querida, eso va a ser cuando Dios lo decida. (silencio). agregó luego, con su siempre ácida ironía: y a Dios no me queda otra que hacerle caso.

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