no se pega ni un número, este con este o con el otro y no cierra. diagnosis más o menos: la cuestión es siempre la misma, que la neuralgia, el anticonvulsivo, tres, cuatro, cinco litros de clonacepam y la pendeja que ejecuta desde el auricular: las pastillitas me las bajo yo y me voy un poquitito al carajo a ver qué onda. por dió, querida, no digás tonterías que acá lo único que falta es la sustracción sistemática uno-por-uno de los muñequitos y ahí sí que estamos sonados ¿a qué jugamos sin los muñequitos, eh?. tramadol en gotas, que no sufra, viste, que no grite, que no aúlle, que no se despierte para que el hombre hasta-que-la-muerte-los separe no enloquezca por completo, pobrecito. tramadol igual a desvarío, alucinógeno emparentado con el opio, con la morfina, te deja planchado como la bandera y después andá a pedirle la leche calentita a la vaca aurora o cantale vidalitas al rey david. ¿o eran mañanitas?

es que esta señora no ha sabido sino ocuparse de todos quienes la rodeaban, pero, perito, se olvidó del centro, de sí misma y se desbarrancó. cómo van a hacer ahora, cómo se las van a arreglar mocosos de mierda. cómo va a hacer esta chica con el otro turro que está manufacturando barquitos de papel en un cuchitril de dos por cuatro, divino el guacho, secundario completo, el tipo llama siempre eso sí. por cobrar llama y la boluda escucha, llora mocos blancos, verdes, es su macho, viste, debe tener una poronga de oro porque de otra forma no se explica la continuidad del sentimiento. es el padre, también, de los dos pibes, de los mil pibes. por eso un poco la abuela se debe haber querido morir, y que le den el hepamim, el atenolol, el taural, la deltisona y, si consiguen, que le inoculen un cacho de cianuro, por qué no, hay que morfarse el dolor de los hijos sufrir sin parar, hay que guapearle a la culpa de haberlos parido a este mundo, se hace cargo uno, y dsepués vienen los imponderables, lo que se dice el azar o la ira de dios.