duele la panza, un clamor, un tremolar y no sé qué habré comido pero me dice cosas como ganas de dormirse abrazada a un almohadón.

el cansancio del cuerpo es todo a veces, desde el cielo hasta el fondo de la tierra, y uno, verdaderamente, quiere marchar al fondo de la tierra y ser semilla, que el agua caiga fina, que riegue y reverdezcan más tarde los extremos, por el milagro aparente de la vida.

el cansancio del cuerpo de mamá me agobia, nos agobia y nos da pena, su empequeñecimiento, la lucha de la célula, ese aguantarse hasta el final, grito sin rumbo. ya viene, ya viene tu otra hija, mamá. todos la esperamos como en verano a la lluvia.