viernes, abril 08, 2005

y como hablar es gratis...

Estoy un poco harta de tanto ******* hablando mal del papa, no porque el sumo pontífice no merezca el odio de muchos o el amor de unos pocos –cada cual sabe dónde le aprieta, o le apretaba, el zapato-- sino porque tanto comentario exacerbado denota quizá que no hay otros temas más importantes de los que se pueda hablar y si los hay a nadie le interesan, y si interesan lo disimulan bien o queda lindo decir yo festejé con pitos y matracas cuando espichó el muñeco. Después de todo es un tipo que se está muriendo como se está muriendo la tía de Gustavo de un cáncer fulminante que se construyó en el hígado, como se está muriendo mamá un poco más lentamente porque se ve que todavía tiene ganas de quedarse, como nos moriremos todos, yo también –me pregunto si de cáncer, después de tantos años de analista espero que no de cáncer, de otra cosa por favor--. No creo en Dios, no creo en la Iglesia. Sí creo que la religión, a algunos, los ayuda, así como a otros les jode la vida. Cada uno debería poder elegir cómo carajo compatibilizar la certeza de que tenemos una existencia estúpidamente finita con el ajetreo inevitable de la vida diaria, digamos, buscarle un sentido a la cosa aunque más no sea eso de ¡a cojer que se acaba el mundo! (a escribir que se acaba el mundo también es válida, ¿no?)


Eso y el asuntito del concurso literario del que una no participa ni siquiera como lectora porque la verdad es que en tanto que lectora a una le chupa un huevo si tal o cual ganó o perdió tal o cual olimpíada porque nunca jamás una elige un libro para leer haciendo uso de algún tipo de criterio concurseril. De lo que me doy cuenta es de qué tan afuera estoy de todo eso, qué tan pero tan lejos y me pregunto si escribir verdaderamente tiene alguna relación con todas esas estúpidas rencillas de conventillo, si es que (como veo que hacen muchos que están tanto o más afuera que yo de lo que me parece que es hacer literatura) hay QUE tomar partido o si se puede permanecer al margen haciendo uso de la elegancia que una ha sabido utilizar en ciertas ocasiones – mal o bien llamada por otros cobardía--, o si, al fin de cuentas la realidad es que no tengo ni puta idea de qué se trata la cosa. No sé si puta o no la idea pero que me gustaría jugar un rato a las putas, me gustaría. Hmmm ¿serán las hormonas o será este laburo del orto que tengo que terminar y no se me da la gana? No soy buena para las discusiones, cada vez que digo algo me llenan la cara de dedos.

Hay que escuchar la propia voz, elegir lo que se quiere leer, elegir lo que se quiere escribir. No correr, no tiene sentido. Estoy cansada y sin dormir. No hay libro que me aguante más de quince minutos, en la misma semana salté de King Lear a Fernando Vallejo, de Flannery O’Connor al Romancero viejo, de Historia del Siglo XX de 1914 a 1968 a Borges y qué sé yo cuántas otras cosas más.

Y ahora este recreo dentro del recreo constante que me tomo para hacer de cuenta que me tomo un recreo dentro del recreo.

1 Comments:

Anonymous Anónimo opina lo siguiente:

ah mi mensaje se fue pabajo a otro posst q no era el ultimo y jamas leerás.
ok.
nada, este possst me gustó más.
bah, no se si este blog es para dejarte mensajes.
?

6:03 p.m.  

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