martes, octubre 26, 2004

Alto: Estoica mela guanto.

Número uno: intento hacer un plan, armar una estructura sobre la que apoyar-ME. Tanto en lo literdiario como en lo libertario. Porque: sin estructura no hay texto posible. CREO YO. El problema surge ante la concentración indómita que se desbarranca. O: me resulta prácticamente imposible, siquiera, pensar en el qué. Será por alguna cuestión de estrés mental de la que padezco. Tengo la cabeza ocupada por la desocupación.

Número dos: hay cosas que se desean, deseo hacer tal cosa o tal otra, cuya consecución no es inocente ni libre de consecuencias ni tampoco de redundancias.

Número tres: admitir. El problema [o no(por segunda vez se menciona la existencia de un problema)] aparece cuando el otro “el otro” pasa a formar parte del folklore cotidiano, se asienta en un lugar hecho a la medida de su otredad, un espacio que de ninguna manera existió antes (ni podría existir después) porque tiene su forma única e irrepetible. Digamos: uno es en otro y otro es en uno.

Número cuatro: hoy por ejemplo, son las cuatro veintidós pe eme, intenté, juro que lo intenté y no mucho hube de producir debido a. Mamá me habla en el teléfono. Parlante no se calla, sí mamá, no mamá, sí, estoy escribiendo, estoy tratando de. Le leo un poco, dice: bueno, bueno, es que me apabullás. ¿? Mismamente: la presente digresión no hace más que atentar contra el destino de mi escritura.

Mi es critura. Mi criatura. Mi crea turra.
Puta madre. ¿Seré yo una?

Número cinco:
con pulsión
con pré
otro libro
de rené.

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