jueves, febrero 22, 2024

fui a comer sola

al lugar de los músicos. marian vino mas tarde, con su hijito y su marido. y el bajo de seis cuerdas. cuando llegaron mi cerveza estaba caliente, me estaba quedando dormida y ya daba la noche por terminada. de subir a tocar ni hablar. un par de horas antes habíamos salido del ensayo (marian no porque tuvo que rendir exámenes para entrar al conservatorio y por eso avisó que hoy no contáramos con ella) discutiendo si sí o si no se reserva la sala del piano  para la semana que viene, no sé por qué todos piensan que cada encuentro es el último y que luego nadie más va a alcanzar los niveles de voluntad suficientes para volver a juntarse. yo pienso: qué puede haber más importante que la música. los demás: hay que trabajar, pagar las expensas, lavar la ropa, rendir exámenes, consumir los alimentos que están en la heladera a punto de perecer y a merced de los cortes de luz, sobrevivir a los mosquitos, cambiar el agua de los floreros, huir de la lluvia, etc. en fin, resolver las cuestiones domésticas que la vida va poniendo adelante

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