salgo de una biografía para meterme en otra y alguien podría preguntarse a qué el interés por la vida de los reyes, las princesas casaderas y/o decapitadas, los niñitos bastardos y los vizcondes asesinados, se parece a leer una revista caras aunque de los remotos tiempos del renacimiento --esos en que las mujeres usaban tocados parecidos a un techo a dos aguas y tenían piel blanquísima o así las pintaban, despintadas-- la ficción no me apetece tanto como en otras épocas o será el frío y los cortes de gas que me inclinan el interés libresco hacia ese tipo de lecturas, no sé, o simplemente la curiosidad por cualquiera y cualquier cosa.
por lo demás los niños crecen y hay aventuras teatrales en pasillos oscuros.