lunes, febrero 29, 2016

el amor. y el amor a la literatura

qué descuidada he dejado esta página. hace varios días que no escribo, ni siquiera pude terminar la crónica de mi visita al teatro colón para ver al olvidable rufus.

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es inevitable que la comunicación se pierda y me quede hablando sola. pasa en la vida real. cómo no habría de suceder en esa farsa de las redes antisociales. quien me buscaba, ya no me busca. y yo termino no sabiendo si lo que extraño es a esa persona de la que nada sé, o de la imagen mía [esa que imagino se refleja como un haz en las palabras de lo que el otro dice].

el "otro" en cuestión simplemente abandona la conversación sin dar explicaciones --no tiene por qué hacerlo, no había ningún acuerdo tácito o explícito, ni siquiera los protocolos de la correspondencia-- aunque permanece en el escaparate de la red. yo miro a través de un vidrio que se empaña, cada tanto hago ruiditos con los dedos, con la secreta esperanza de recobrar esa atención (esa tensión) perdida.

nada logro.

sí había una cierta cadencia en los mensajes, cierta calidez humana. tal vez esa falsa ilusión de cercanía que adviene cuando todas las dificultades de la presencia física no están. sí había una fluencia en las respuestas y/o en las preguntas (que eran siempre indirectas, porque además, es preciso recordarlo, estaba estrictamente prohibido preguntar "así no puedo disfrutar" me dijo).

y yo no puedo disfrutar cuando el silencio es tan profundo y cuando quedo hablándole a un espejo que no me contesta.

ah, pero hoy al mediodía fui a comer con Robert Walser, a quien no estaba atendiendo como merece. a quien tomé por un escritor que era incapaz de mantenerme atenta. estoy enamorada de él y tan agradecida por su paciente espera (no desesperada). porque así son los autores, así son los libros, la literatura: están en un lugar guardados, eternamente quietos y dispuestos a que los tomemos y nos adueñemos de ellos cuando se nos de la gana. y nos dan tanto y nada nos reprochan.

viernes, febrero 19, 2016

lamborghini

ayer vi a un lamborghini. hoy encuentro. fragmentos de escrituras de hace diez años o más.
eran de cuando había descubierto a osvaldo lamborghini y sentía esa libertad infinita para decir cualquier absolutamente cosa. y hacerlo de manera más o menos bella.

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durante la conversación, siempre se llega a un punto en el devenir de la conversación donde la atmósfera se carga de tensión sexual, sonrío y me río, algo nerviosa. me dice que a los pibes jóvenes les gustan las minas de cuarenta. qué bien. me encantaría. a mí todavía nadie de esa edad me ha venido a buscar. más tarde pregunta si pienso ponerme tetas. y me ofendo. por supuesto. y le digo que él sabe lo que pienso del tema. y él, por supuesto, no lo recuerda.

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debo anotar las tres o cuatro ideas relacionadas con el cuento de los caballos y las carreras.
"ese caballo no puede perder"

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uno se encuentra y vuelve sobre sus obsesiones que son siempre las mismas.

jueves, febrero 18, 2016

let the more loving one be me

nos encontramos con a. en el london. nos encontramos porque yo lo llamo para verlo. porque necesito recordar cómo era. necesito recordar cómo es, cómo sentía yo, y saber si tengo ganas de. 

es increíble sentir ahora que se acaba el tiempo o que han transcurrido diez años o más desde que nos conocimos (acá cerca hablan de evolución de costos, de salarios, de índices de precios, y a mí me importan tan poco). 

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a veces digo: soy economista. una mentira enorme porque no lo soy. me importan tres carajos la demanda agregada, la dinámica del tipo de cambio, el balance de pagos, las curvas de indiferencia me son, valga la redundancia, indiferentes. 

otras digo: sé tocar el piano. otra mentira enorme porque no lo sé. antes sabía, sí, era musical y ágil y estudiaba y disfrutaba yendo a clases, inventando mi propio dodecafonismo. 

otras: quiero escribir. esa no es una mentira. aunque la realidad me apabulle. 

otras: quiero cojer. esa es una gran verdad, y es novedosa porque realmente pensaba que yo estaba perdida y no tenía más deseos exabruptos. 

if i could tell you

Time will say nothing but I told you so
Time only knows the price we have to pay;
If I could tell you I would let you know.

If we should weep when clowns put on their show,
If we should stumble when musicians play,
Time will say nothing but I told you so.

There are no fortunes to be told, although,
Because I love you more than I can say,
If I could tell you I would let you know.

The winds must come from somewhere when they blow,
There must be reason why the leaves decay;
Time will say nothing but I told you so.

Perhaps the roses really want to grow,
The vision seriously intends to stay;
If I could tell you I would let you know.

Suppose the lions all get up and go,
And the brooks and soldiers run away;
Will Time say nothing but I told you so?
If I could tell you I would let you know

wh auden

En la noche estamos a merced del sueño que no llega nunca.

martes, febrero 16, 2016

estuve escribiendo en mi cabeza todos estos días, más bien tomando notas, de las veredas por las que pasé corriendo, por ejemplo, del olor del mar, de sus sonidos, del sabor del viento. estuve deseando que llegara el momento de sentarme a traducir las impresiones. cuando ese momento se materializa --o lo busco-- por supuesto, son las palabras las que no llegan.

entonces tengo que esforzarme para que se produzca el acto de escribir, porque necesito que se cumpla en mí ese don.

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ayer llegamos a buenos aires luego de atravesar esos caminos verdes y ondulados de nuestro oriente próximo, luego de cruzar los puentes por sobre los ríos, luego de los días que pasamos bajo un sol benevolente con el que acá, en las pampas, no queremos saber nada porque nos sofoca. llegar sin luz es una profecía cumplida, los atavismos de esta capital (que no haya luz, que los veranos sean un infierno pegajoso en el que todos nos odiamos, que las calles estén vacías) no nos sorprenden. puedo subir los 10 pisos en tiempos mejorados porque mis piernas están en un momento bueno. así también mi cuerpo que se ha vuelto a despertar para felicidad de otros cuerpos que de él se benefician.

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