el segundo movimiento

de una sonata en do mayor de mozart (sí, la de la película fama), no está en do, sino en sol --la relativa mayor-- y es tan milagroso poder sentarse al piano y tocar eso sin que importe demasiado que las manos no respondan como en la adolescencia, que no molesta a nadie --los chicos no se quejan, g no protesta--, es una fuente de placer inconmensurable, otro motivo para recordar cuál es el verdadero centro del poder (mi yo, mi corazón, mi cuerpo).

unas palabras más atrás y todo desordenado: la casa también desordenada después de tanta vida y tantos chicos durante el fin de semana de festejos grandes. 12 años, lucas: otro sol.

hoy fui a votar a castelar y no llamé a papá. fui al colegio donde daba clases. le explico a ezequiel que yo era la maestra de música. no quiere que lo lleve a ver las aulas. no me deja. en cambio sí me pide recorrer el parque, ir a los juegos.

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se escuchan bocinazos fetejantes. gana cristina nomás.
tiren papelitos!

anoche

hubo una milonga medio viejardona, con señoras bien grandes muy brillosas. cantó maría graña que es de esas mujeres del tango de quien uno no sabe demasiado (excepto que es antiquísima y su voz tan joven y maravillosa) y cuyo nombre trae reminiscencias del programa grandes valores, el peluquín de soldán y todas esas historias de la antiguedad. los señores que me invitaron a bailar hacían juego y yo parecía más joven por una mera cuestión de relatividad de las cosas.

cantaron las típicas canciones bajón como malena, naranjo en flor y barrio de belgrano.... caserón de tejas... te acordás hermano laralarala la la... morgado en la guitarra era una yapa inesperada. en fin, que me volví temprano porque el promedio de edad se me hacía cercano con la modorra.

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lo mejor de hoy y del domingo: ezequiel en el parque jugando a las escondidas conmigo. eso es felicidad.


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la vida es bella, insisto. me dice que no salga con títulos de películas, algo así como un basta de pavadas políticamente correcto para que --tal vez-- me calle por un rato. creo que estamos a distancia media entre el fastidio y vení mamita que te parto en cuatro. se trata de un especímen bastante (muy) varonil, con esa galanura del hombre curtido, las sienes plateándose. etc. un poco me escucho de afuera de mí misma y me veo haciendo el innegable acto de flirtación primaveral que es tan bello (como la vida, ya lo dije antes) y tan inútil. igual como siento mi cuerpo en un momento de fealdad la duración del juego es efímera y casi imperceptible. una lástima.

como diría saer

o de manera aproximada:

llueve wagnerianamente.

pastel de chocolate sin cáscara

es lo que siento por tí.

muchos días mucho méxico, el pinche cabrón viene y suelta su prédica para personas dispuestas a asumir sus responsabilidades. pega y varios sienten algo como una conmoción interna, parecido a darse cuenta de cosas de las que nunca antes se habían dado cuenta. es decir: montones de lugares comunes visitados nuevamente pero casi como por primera vez.

el lugar es agradable y lleno de sol, hay muchos hombres (siempre hay muchos hombres) pero lo interesante es que de repente me dan ganas de hacer bien de mujer. lo que quiere decir ni más ni menos que regenerar la cuerda de la tensión sexual. tampoco es para creer que hay instintos seductivos en beligerancia. para nada. es más bien un recordar que existe un campo vasto de posibilidades a ser descubierto o por lo menos tenido en cuenta.

escribo un poco hoy para hacerme una suerte de regalo a mí misma en vísperas de mi cumpleaños.