miércoles, diciembre 29, 2010

cosas de fin de año

cambiaron los jabones (esos que son como una pelota de rugby y están atados a un palito) del baño de la oficina. tengo demasiada milonga en el cuerpo y hace poco alguien me dijo que:

"si fueras hombre mearías toda la tabla"

a cuento de que jamás le pongo la tapita al dentrífico.

los zapatos (divinos) de nueve centímetros de taco y ese leve color verde plata, llegué a la conclusión, comienzan la noche sutiles y llenos de pasitos mágicos hasta que en algún punto que todavía no llegué a determinar me hacen sentir como paquete de yerba húmeda y bailar se vuelve una complicación en la que debo dar excusas añorando mis hawaianas. después, y un poco más adentro, está la sensación de no te tengo (a tí) y la felicidad de sí te tengo (a tí): tu mano entre mis piernas, tu deseo irrenunciable, tus conmovedores besos.

...

los niños se aburren un rato en el calor: piensan que el agua es de fuego y prefieren el césped a la pileta. entonces tendemos una lona y les leo otro capítulo de nesbit y me escuchan mirando pedacitos de cielo entre las hojas de los árboles.

...

hubo un papá noel en el tejado (genial y primerizo) a quien hubo que decirle que se apurara, que se fuerse antes de que se convirtiera en calabaza y todos adivinaran que su estómago gigante estaba hecho de un oso de peluche.