martes, mayo 25, 2010

viva la santa federación!

va mi entrada bicentenaria con humita y pollo a la cacerola que no salió tan rico como otras veces pero valió la pena. sí la humita (medio improvisación de último momento). todos en la calle con las escarapelas y un poco estresados de tanta gente que había --que si se pierde un niño, que si lo pisan a uno, que el grupo no se separe, qué buena idea tuviste de hacer una visita a la avenida de mayo en un día cómo el de hoy (cuándo si no? digo yo)--.

entre dulces y chocolates nos acordamos de la unitarísima respuesta de juan lavalle ante el ofendido bolívar acerca de dónde había él aprendido a comer:

"en la mesa de mis padres, donde se cambia un mantel a cada plato".

es claro que no cambiamos la mantelería ni siquiera en lo más álgido del almuerzo dado que preventivamente me había agenciado un mantel de plástico por $10 de moneda nacional. el mismo me lo vendió el famoso y cuasi centenario señor de pelo teñido, comerciante ambulatorio de la avenida acoyte. pues que la frase de juan lavalle vino a cuento de los múltiples derramamientos de salsas y humitas y caldos en el nylon. está de más decir que juan galo, o sus padres, no contaban con cosa semejante (digo, con un cubremantel de plástico, no con humitas ni comidas criollas).

...

la línea "A" ardía con el populacho oriundo del oeste, de los pagos de nuestra señora del buen ayre. debimos montarla a contrapelo --a la línea A, no a nuestra señora-- de apretada que estaba la concurrencia. pero igual en el fragor del 25 todo se soporta con hidalguía (qué no habrán soportado los que concurrieron al cabildo hace 200 años).