jueves, abril 27, 2006

un día más que ayer, dos más que antes, tres, cuatro, etc. ¿hiciste la comida? ¿barriste los pisos? ¿llenaste el formulario? jamás alcanza, jamás resulta suficiente.

en medio de los días, dije ya, muere una abuela y hay algo terrible en su desaparición (no sólo por la muerte en sí, incomprensible y espantosa). quedarse sin abuelas es una injusticia.

acerca de la tolerancia. no es igual que aguantar, se tolera cuando se admite lo diferente, cuando se reconoce y, de alguna forma se valora eso que no se comparte del todo. el cansancio del eufemismo sobreviene: esto es lo mejor que pudiste conseguir --recordar siempre el ejemplo en que me he consituído-- la calle está tan dura que. que qué. que qué feíto que te afeen todo el día. cómo se remonta un barrilete caído, cómo, si se le enredó la cola y tiene tantos nudos. claro, por la noche entre las sábanas la piel parece fácil. pero no. descarto toda posible disponibilidad. me duermo pronto. yo no quiero fea-fea y después linda, no quiero la adulación pronta del cuerpo luego de la crítica horadante y vacua. entonces hay que buscar otras maneras de sostener lo que se construye. pero --valga la obvia aclaración-- no soy atlas.

ni una cariátide dormida.

miércoles, abril 26, 2006

no sé bien qué.
el lunes hasta las dos de la mañana. tardísimo.

hoy, velorio de por medio ayer, pintada y lagrimón que tuvo por aparente causa un número mal puesto. pero fue culpa de otro.

igual el lunes, éxito de pantalones parecidos a piyama o payaso. está bueno tener treinta y tres, vestirte como cualquier cosa y que no te importe que se note la pancita o no tener las tetas de los veinte, más bien de lástima, igual ponerse una remera que nada disimule de lo que falta o sobra y al carajo. (es notable el efecto zapatos dorado taco 8 cm, finito)

eso!

sigue enrarecida la atmósfera.

lunes, abril 24, 2006

despaciosamente vuelvo a mi centro. intento, me amoldo a mi molde, al lugar de donde fui expelida ¡pum!

a veces sueño con los hombres que me hubieron. de a uno por vez, los sueños, no hay demasiados --en el sentido de glotonería--. pero buenos. se extraña, en circunstancias similares y egoísmo de por medio, el brazo fuerte, la palabra fácil, un modo de pensar pensando siempre, una sonrisa.

de la historia las entrañas. veo en la historia de esto que llaman el país, más drama que en tragedia shakespeareana. veo, también, lo trágico en la vida diaria. pero hoy me pienso bailarina y eso ya es contento. alegría.

busco en algún lugar mis ganas (todavía no murieron).

también yo puedo dar golpes.

me comería una medialuna, si encontrare.

jueves, abril 20, 2006

hoy,
una esfera con música encerrada
la marca de la piel
mi caminar hacia el colegio
tan temprano
que el sueño me acompaña
y no me deja

hoy,
una atención ¿necesitás?
inesperada y gracias
con sonrisa

hoy,
tal vez

(ayer, corrí a bailar)

la roja sangre
roja
una vez más
partida

miércoles, abril 19, 2006

quería decir una de maridos y esposas, con tono algo jocoso, algo irónico. pero, no puede (y acá quería decir "no puedo" y se escapó la tercera, la despersonalización o la huída de lo que duele). no puede porque le duele. algo que sin ser terrible no deja de espantarla: el conocimiento de cuánta violencia se lleva puesta y latente, mal disimulada. de un desbarrancamiento de palabras que comienzan por perder su significado original para ganar la poderosa fuerza del insulto, no hay retorno. entonces un portazo. llantos. y la velocidad arrolladora de un brazo que desplaza todo lo que a su paso encuentra. así terminan en el piso cajas y cajitas, libros, velas, un portarretratos, cosas que, como las palabras, se despojan de toda funcionalidad y se convierten en las víctimas de la descarga. que para peor, no produce alivio alguno y le resulta vergonzante.

ayer hablaba con alguien, de tango, de los hombres que todo lo critican. conté de ese que me dijo que "por hacer siete meses podrías bailar mejor". mi interlocutor dijo: es un animal, un tipo así te puede frustrar el baile. yo pensé: no me frustra un carajo porque el tipo no me importa nada (por supuesto, yo también pienso que es un animal).

ahora, cuando cosas así salen de la boca de la persona que es "la persona", todo se torna oscuro y tormentoso.

encima el jefe quiere reunión dieciocho y treinta, el resto de los gerentes me toma de idiota, y la reputamadrequelosremilparió a todos. yo debo tener un gran problema de autoestima para permitir ciertos malos tratos en general y en particular.

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lunes, abril 17, 2006

cómo cuesta retornar después de tantos días de la perra acariciada, retenida entre los brazos para que no llore, para que no gruña, pobrecita, se le hizo gusano, y de veras que salieron por docenas los gusanos blancos y ella que es más buena que la leche --que todas las leches-- aguantándose con la cabeza gacha, las orejas hacia el suelo, bueno, bueno, que falta poquito. y entre las dos la abrazábamos y al rato, en un sususrro, le dije a ella, a mi hermana, que mamá también gemía cuando el dolor daba batalla y no sé por qué la perra tibia pudo más que todos los prejuicios y los ascos escondidos. todos los días le curé la herida abierta y todos los días el sometimiento breve de animal agradecido fue mi premio. después vino la broma, que de dónde tanta caricia, tanto encariñarse por un perro. y otro: que por fin un gesto de humanidad desde mi parte.

el frío, también, la bicicleta, buscar el pan caliente en la mañana helada con el viento volador por la nariz como hace más o menos diecisiete, dieciocho años, pero ahora con cachorros míos que me esperan y preguntan siempre dónde estás, dónde te vas --igual que yo pregunto dónde estás, dónde te fuiste--.

los libros por las noches, dormir un poco al sol, comer como si fuera la primera vez, chocolatín partido y al ver pasar las horas, que no importe.

miércoles, abril 12, 2006

pasajera la postal que recibí, desde finlandia from someone who simply watches sonw falling, me recuerda la vastedad del mundo. no es que hagan falta siempre esas señales misteriosas e inesperadas, pero bienvenidas sean, bienvenidas por el despertarme del ensueño circular de lo cotidiano. por hacerme saber que la existencia (la mía, la de otros) se da en variadas formas, y que cada uno, cada cosa, resulta indescifrable.

*

se conversa cerca de un espejo, una persona que hace las preguntas, otra que las responde, no a regañadientes pero sí con cierta calculada reserva, con un no sé si quiero revelarme por completo, a qué tanta curiosidad. después hay la respiración, desencontrada.

*

y caminar y caminar y caminar. dejé el libro pesado en el cajón porque cuando la marcha se alarga cada papelito es una tonelada. busqué otro.

*

le digo que puede ir a san francisco cuando quiera, que seguramente debe ser una de las ciudades más interesantes de los estados unidos, que por favor no se endeude para viajar. ya voy a confeccionar la correspondiente lista de encargos (libros y... libros, que por supuesto serán leidos en alguna ínfima proporción).

*

después del café, también cerca de un espejo, que si te enteraste. ¿de eso? algo sabía. te das cuenta, la infidelidad. que sí, que puede perdonarse, que de eso nadie, pero nadie queda exento y que a veces esas cosas no se eligen --en el sentido en que uno puede elegir comerse una pera o una mandarina--. pero. entonces llegamos a ese punto en la conversación que podría llamarse el de la relatividad absoluta o la casuística. recuerdo otra en la que alguien afirmaba que perdonaría y otra persona insistía ¿seguro?. bueno, seguro. igual la conclusión resaltó la hijaputez (y tontería) de la persona imputada y la situación precaria, en alguna medida, de los damnificados.

martes, abril 11, 2006

en la noche tentativa encontré a una "chica". chica no tanto porque es como yo, aunque juntas de alguna manera fuimos chicas y conservatorias. tocaba el piano y después fueron las letras y ahora el tango. dijo al verme: qué casualidad que estés acá donde yo estoy. y creo que no es tanto del azar la culpa. más bien de las inquietudes mutuas que se cruzan o resultan curiosamente parecidas.

conserva de escribir la disciplina. cuando usa la palabra disciplina me sonrío porque --sabemos bien las dos-- que de tanto tiempo con el culo pegado al taburete, dale que te dale al pobre piano, una se queda con costumbre de "disciplinarse". será por eso que nos gusta el tango: porque no hay que pensar en nada, hay que olvidarse de sí, irresponsabilizarse un poco de lo que sucede cuando se baila.

el pasado musical nos es común aunque ella no guarda un gramo de rencor. yo un poco sí. y un poco de nostalgia y asombro cuando sé de algunos que siguieron fieles a su arte. me alegro de haberla cruzado.

lunes, abril 10, 2006

todos un poco azorados con el celo de la perra: es que una jauría de machos se la pasa merodeando el entorno y no hay cómo espantarlos. se puede gritar, patalear, insultar o cuantos otros ardides en la imaginación quepan que ellos, impertérritos. los perros lo miran a uno con esa cara de por qué no te dejarás de joder imbécil que, para ser sinceros, hace sentir a la persona cual imbécil (persona = yo).

una veterinaria dice que la pobrecita está estresada por el acoso continuo, que nada en el universo hará que los animales abandonen la zona mientras le duren las hormonas a la perra y que es probable que en un par de meses se agrande la familia --como si tal cosa--.

es curioso verlos con la lengua afuera, en un perpetuo y sudoroso agite, al acecho de cualquier indefensión para ensartarse a la atribulada negrita apenas puedan. pero, nos explican, ella elige (¿entonces perra = mujeres?) y es por eso que antes que someterse sin más a la voluntad del macho prefiere dar batalla aunque le cueste heridas: permitirá únicamente el paso de aquél que considere... ¿compatible?. así, cada noche es un infierno grande de ladridos y llantos y cada mañana es verla hecha un ovillo, encogida, lamiéndose los tajos. algún indolente humano aventura que la perra, en realidad, la pasa de maravillas, bien que le gustarán los revolcones, aventura. yo no creo que se divierta tanto aun cuando su condición le dictamine ese destino de hembra perseguida.

o tanta acumulada civilización me hace incomprensible la animalidad.

o cuesta reconocerse entre los perros?

viernes, abril 07, 2006

ya nadie usa la palabra flirtear

cuando preguntados por las causas de la actividad escrituraria muchos responden: escribo porque tengo algo que decir.

yo, por ejemplo, no tengo nada que decir.

escribo igual para decir que escribo un poco, que no es lo mismo que realmente escribir (o su intención, que en algún momento tuve), para mantener el contacto aunque más no sea un gesto físico desde la yema de los dedos --veo ahora la imagen de Dios en la capilla sixtina, los dedos apenas rozándose... o creo que ya separados, un instante después de la vida concedida al hombre--, como otra pequeña e inútil proliferación de esto que existo. no ya con esa voluntad tremenda de manifestarme. digamos, escribo como quien se tira un pedo. porque sí, sin plan ni premeditación (antes sí lo planeaba, lo esperaba, pensaba todo el tiempo en ello). y ahora no es que no pueda evitarlo: es que no quiero evitarlo por prescindible que sea.

(esto es lo que sucede cuando la imaginación se estanca: se habla de posibilidades, de incertezas)

antes, cuando mamá estaba al borde de morir, por caso, sentía el gran apremio del recuerdo, de la documentación. confiaba en el poder de la palabra. creía que con eso anticipaba el duelo, que aceptaba su partida y a la vez la demoraba en la escritura. me engañaba, por supuesto, porque jamás conocemos el verdadero duelo hasta que no se nos presenta. y eso Duelo lo hace por sí mismo, sin previo aviso y con absoluta independencia de fechas, acontecimientos, etcéteras. además, tampoco retenía su presencia en mi fanático escribir, apenas la evocaba, como podría hacerlo ahora.

antes, cuando por cada mínimo acontecimiento (la caída de una hoja, los árboles doblados por el viento, una música, las manos, cualquier cosa, besos robados, un poema, la distancia) un remolino de perplejidades se agitaba, todo era suceptible de ser dicho.

antes, cada vez que las razones del cuerpo irrumpían, la sangre, un embarazo, los pelos de las piernas bajo la parafernalia filosa del acero inoxidable, el flujo blando, blanco, el agua en el instante del placer, olores (otros) innombrables, corría el pensamiento en forma de escritura: en el momento pensaba en escribirlo y cuando escribía pensaba en el momento. y así todo. y escribir era la pertinaz desesperanza de querer apresar la percepción.

y ahora --hoy-- ahora no sé.

jueves, abril 06, 2006

qué agotamiento que resulta la cama vacía, el sueño se evade y cae tardío, intempestivo, denso.

después de no pocas reflexiones vuelve una cierta oscuridad determinada más bien por el cansancio, las tareas, la carrera diaria, etc. (la redacción, ya no digo escritura, de lo que aquí aparece suena muy a horóscopo de matutino dominical).

será que el libro de halperin donghi se pierde irremisiblemente en detalles en los que yo misma me pierdo: nunca pude seguir las historias de la historia cuando son narradas desde lo particular, por mi falta de concentración, por mi incapacidad de hacer la síntesis, por mi pereza general.

punto.

cuando los chicos lloran yo los dejo.

.

escucho voces. una es la de mi cintura, cansada un poco de upas y mochilas. otra, que se ubica un poco más al sur, habla bajito pero intenso: reclama de la vida grandes cosas.

.

una pera jugosa, plateada. así, a veces, me siento: como pera jugosa y plateada.

miércoles, abril 05, 2006

hmmmm...

martes, abril 04, 2006

ni para la reflexión ni para nada. parece que sobremonte no era tan cobarde como la mitología lo pinta o si lo era, la responsabilidad por el triunfo de los piratas no debió recaer sólo en su persona, etc. que me olvidé el libro en el café de la esquina (ya sin grillo dde la semana pasada) y tuve que partir rauda en su rescate.

...

terriblemente un mal humor, generatriz de enconos, de odios horrorosos se me expande por la dermis y a quien se me acerque, guerra. juro que pegaría, si tuviera alguna imbécil cara disponible lo bastante cerca --y si las consecuencias... digamos, si un buen golpe no trajera aparejado otra consecuencia que la de mi exclusiva satisfacción--.

las causas: triviales. un mando que pide tareas dos horas antes del deadline y quince minutos antes de la hora del almuerzo. gente que no pasa los datos porque me tengo que ir a entrenar y te dejan de garpe. gente que me dice cómo hacer las cosas. gente que horada la piedra blanda de mi equilibrio interno. gente. gente. como frutilla de postre que no se come nunca, voy a mi habitué de los lunes y no bailo un puto tango. gente otra vez. el problema --fundamental-- del tango es para mí que es una danza que tiene como rasgo mandatorio la sociedad con el otro, con la pareja de baile. de manera ocasional o como compañero permanente, no se puede bailar tango sin el otro. no deja de ser un incordio porque, por tonto que parezca, yo soy de las personas que, más o menos en general, se arregla bien "sin otro" o disfruta de su propia compañía. tantos años de autismo frente a un teclado negro y blanco han madurado la fruta suficiente para varias macedonias. hoy es para mí una porquería haberme encaprichenamoriscado de una danza --el tango-- que se centra en un abrazo en la comunión momentánea de dos que se mueven como uno. hace un tiempo, cuando la literatura era casi la única depositaria de todos mis suspiros, no resultaba tan incordiosa la falta del otro-simultáneo (no porque en literatura no haya un otro, lo hay, en la lectura, pero no en el instante/proceso de la creación). ni siquiera cabría compararlo con la música de cámara: en el peor de los casos, el músico tiene la posibilidad física de tocar su parte solo y escuchar internamente la melodía de los otros instrumentos. pretender bailar un tango sola, en cambio, se parece a querer comerse un sandwich sin pan.

en el tango no hay paja posible.

bueh. basta de pelotudeo.

lunes, abril 03, 2006

qué lindo bailé tanto el viernes, con orquesta y todo que ni yo puedo creerlo.

sigo leyendo peripecias de la historia argentina y al final todos se la pasaron cagándose a tiros, o se degollaban, o se ponían bombas o se las tiraban desde aviones, o se asesinaban. claro, no es que no lo supiera, pero cada vez que vuelvo sobre las lecturas, no sé, siempre queda un espacio (cada vez más chico, quizá, pero espacio al fin) para el asombro. la cosa fue a golpes. y, ahora que ya lo escribí, sin darme cuenta, es verdad, así es literalmente.

es notable que existan paquetes de ideas que se compran como la oferta del supermercado. qué hacer contra los paquetes. tratar de abrirlos y de desarmarlos.
eso DESARMAR.

(cómo estoy con los juegos de palabras)