viernes, marzo 31, 2006

hoy ya no estaba tu música, grillo.

me duele algo la espalda, un poco. yo digo: lo que yo elijo lo hago y hago lo que elijo, de modo que vícitima de lo que hago o elijo, no, por las razones que acabo de enunciar. pero sucede que veces hay en que, tras haberme levantado a las seis horas, correr con mochila, cuadernos, libros, milanesa, ir al colegio, luego a la oficina, lidiar con jefes, compañeros, planillas de cálculo, tras haber todo eso hecho y más se me exija (es decir, que exista la insinuación sutil de la exigencia), que gane más dinero del que gano o por lo menos que lo reclame porque la verdad sea dicha (no por mí, yo tengo mis propias cláusulas de ajuste y si bien es cierto que nadie me regala nada, no soy boluda y yo tampoco le regalo nada a nadie --a quien no quiera regalar, se entiende--) me están "cagando" ya que acá cualquier idiota se la lleva en palas. asimismo, luego de utilizar mi creatividad en la cocina en pos de la felicidad estomacal de los hombres que mi casa habitan, de lavar los platos, de preparar la comida para la vianda del día siguiente, de bañar a los niños, de mandarlos a la cama, de preparar la ropa que mi cuerpecito va a lucir por la mañana (con el noble propósito de no despertar a quienes continúan franeleando con orfeo), digo, asimismo se me exige que esté bella y fresca como verdísima escarola arrebatada de la huerta y lista para la ensalda (ensalada=coito)?

a veces, a las mujeres, se nos exige demasiado. claro, todo está dentro de lo que somos capaces de ofrecer (y mucho más también, cada una sabe cuál es su nivel de productividad).

jueves, marzo 30, 2006

se me acaba de ocurrir que:

i. el grillo está atrapado detrás de la puerta y el señor que atiende el mostrador también (está atrapado detrás del mostrador)

ii. mi reciente modalidad revisionista. o más bien: la voluntad si no férrea por lo menos persistente de querer aprender/comprender alguna cosa respecto de nuestro ajetreado devenir histórico me está impulsando a gastar sumas considerables de dinero en libros. exceso que hacía rato no cometía y que bien podría destinar a un poco de embellecimiento personal, peluquería, guardarropía, etc. (POR SUPUESTO que gastar sumas considerables o no de dinero no es sinónimo de posterior lectura de los libros en cuestión, es sinónimo de un comportamiento compulsivo por parte de quien suscribe)

iii. tal vez estas periódicas irrupciones verbales --peligrosamente frecuentes-- sean el anuncio de que en algún momento va a acometerme el deseo pinchón de la escritura ficcional, literatura, fabulación, experimentación etc.

iv. tal vez no se trate de otra cosa que mi escasa predisposición para el ejercicio "serio y comprometido" de la función laboral (sobre todo ahora que las responsabilidades se acumulan como granos en un silo... o es cilo?)

v. tal vez será que simplemente tengo ganas de escribir?

hoy había (ayer hubo también, y habrá mañana) un grillo en el london. atrapado detrás de la puerta, según explica el señor de detrás del mostrador. tiene los días contados, es decir, le quedan dos días hasta el viernes cuando venga el fumigador a exterminar los bichos. y no puedo dejar que se me escape la metáfora o establecer conexiones más o menos fáciles que a su vez me llevan a pensar que una planta generadora termina en el punto de conexión con la red de distribución eléctrica y de eso a las privatizaciones hay unos pocos pasos.

toda la literatura de mi últimamente es la mera evocación de la novela los premios por el hecho circunstancial (circunstancial desde hace casi diez años) de que el café donde los personajes se juntan queda a la vuelta del lugar donde, digámoslo de alguna manera, trabajo. por otra parte le debo una respuesta a beatriz y mi deuda encuetra explicación en el desorden general de mi vida de últimamente. a ciencia cierta no se trata de desorden, antes al contrario: se trata del esfuerzo cotidiano de llevar a la familia en alguna dirección. dirección que, por lo común, es "adelante".

en otro orden de cosas me discuto sola todas las discusiones que deseo entablar, cosa que no resulta demasiado productiva, no porque tenga una visión economicista de las cosas, sino porque una discusión con otro es siempre enriquecedora (no dije que no tenía una visión economicista de las cosas? falso: contra lo que mucha gente cree, actuamos siempre para la consecución de algún fin, que es lo que matemáticamente llamaríamos optimización de una función, u optimización de una función de utilidad, lo que a veces la gente no entiende, o mejor dicho, y algunos economistas jamás se molestan en explicar, es que la utilidad de los individuos puede --y de hecho es así-- estar explicada por variables que difieren entre unos y otros. el paréntesis se vuelve extenso y ocioso como toda mi escritura. además y nada que ver con la ociosidad del paréntesis, sé que la palabra "utilidad" puede causar cierto resquemor pero no es grave, hay que leerla lo que a cada uno le parece "importante" "le gusta" "pondera" etc).

es obvio que no tengo puta gana de enfrentarme al excel.

miércoles, marzo 29, 2006

yo no intento hacer de justiciera, sólo me interesa que la gente se ponga incómoda, que algo les provoque escozor, unas irresistibles ganas de rascarse ahí donde más les pica. y no te cuento cómo se ponen cuando les hablas de pagar sus impuestos: para qué, con el estado corrupto, los políticos corruptos (como si la clase política, me repito, un conjunto de extraterrestres venidos de quién sabe qué galaxia que han llegado para esquilmar, explotar y expropiar a los pobres --pobres léase con tono irónico-- ABC1 que TIENEN mandatoriamente que pagar impuestos porque no les queda otra). y qué te digo cuando sugerís que pongan en blanco a sus empleadas domésticas ¿eh?, el argumento es ¿vos qué harías si te dieran a elegir qué hacer con tus aportes?. y todo así. todo así. lo primero que te dicen es: y vos nunca no pagaste impuestos. y obvia, la respuesta es que sí, que alguna vez no pagué impuestos, pero eso no me impide notar que algo está mal porque yo lo haya hecho mal, carajo. (tampoco es que crea de manera pelotuda y simplista que los que pagan son buenos y los que no lo hacen son malos, sucede que muchas veces los que no pagan están en condiciones de hacerlo, pero con la excusa de que acá todos se afanan todo, pues no lo pagan. lo que les digo es que por qué eso que no pagan lo redistribuyen de alguna manera. y no, no parece resultar muy divertido)

después viene la cuestión del mercado, que si el precio es el que fija el mercado "yo me quedo tranquilo". pero, si vos mismo te das cuenta que en ese punto el mercado está siendo de alguna manera insuficiente, vos mismo me estás diciendo que le comprás todos los medicamentos, que le das más guita par tal o cual cosa, vos mismo estás poniendo de manifiesto que el PRECIO DE MERCADO NO ALCANZA. y que ahí donde el mercado falla alguien tiene que hacer algo. (y aclaro yo no estoy en contra del mercado ni creo en su estigmatización)

cada cuál sabrá qué tiene que hacer. lo malo es que la mayoría de las personas no creen que haya nada que hacer, je, la vieja cantinela a mí nadie me regaló nada. ya sé que con palabras no se llega a ningún lado y que irremediablemente estoy encerrada en la vacuidad de las palabras que profiero. etc.

...


bueno, en realidad a mí me gustan los alfajores de dulce de leche, las novelas decimonónicas (en su acepción estrictamente cronológica), los jazmines, bailar tango --me pone de indescriptible buen humor, aún con plancha e indiferencia general--, llevar a lucas a la escuela, besarle los pies a ezequiel, cojer (aunque +ultimamente lo mío es más tratar de dormir horas extra que otra cosa), recordar a mi mamá.

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mejor después.

martes, marzo 28, 2006

qué de la intolerancia y no escucharse. hoy, carajo, me dejé sobre la mesa el libro que por primera vez en largo tiempo tenía acaparada mi amable atención. se trata de un libro que intenta, tal vez desde una perspectiva que por momentos no alcanzo a compartir del todo aunque eso no es lo importante, hacer una auto crítica, o una crítica, a secas (entendido el término como un acto para llegar al conocimiento de las condiciones de posibilidad, etc, etc). se habla de los hechos tantas y tan repetidas veces como si hubiera caido un meteorito de manera absolutamente aleatoria. aceptar la no aleatoriedad de un hecho no es validarlo: es entender que para que algo suceda una cadena de acontecimientos, más bien, una compleja (y a veces no lineal ni fácilmente explicable) cadena de acontecimientos se sucedió hasta llegar al hecho en cuestión. yo quiero entender y me hago preguntas y tengo muy claro el carácter imperdonable y aberrante de las cosas... y lo tengo ex-ante, de manera instintiva tal vez, hay algo visceral que me dice: esto no. no puedo, de ninguna manera racionalizar determinadas cosas. creía, tontamente, que mi incapacidad era sinónimo de puerilidad, de cierto infantilismo o de una ingenuidad imperdonable en una persona que se supone "piensa" (o intenta hacerlo). qué bien cuadra a veces leer de otros que hacen de ese ejercicio el pan de cada día una idea que dispare otras, que desafíe todo preconcepto, que apele de tal forma las construcciones dentro de las cuales nos encontrábamos atrinchedaros que de repente nos haga sentir indefensos, pero libres.

hablo con alguien y quiero compartirle mi preocupación. pero no escucha, será el cansancio, las miles de horas de vuelo acumuladas, hace no sé qué comentario y terminamos en banalidades, en las banalidades de lo cotidiano.

hay cosas y cositas que dan bronca. o generan reacciones. y ya sabemos de dónde y a qué lugar van a parar las reacciones o por lo menos cómo hemos educado la voluntad para que no sea esclava de las reacciones. aunque parece que la voluntad no aprende.

lunes, marzo 27, 2006

esa mañana las personas se acercaban, como de costumbre, a la entrada al subterráneo. pero se detenían de súbito (lo que a cualquiera que hubiera visto la escena le habría hecho suponer que el servicio estaba interrumpido). el servicio estaba efectivamente interrumpido; lo curioso del caso es que la gente se quedaba con la mirada fija en el vacío de la escalera vacía, como si esperaran que en algún momento una explicación que les aliviara la decepción fuera a surgir por detrás de la reja, o como si esos segundos de contemplación alimentaran la probabilidad de un milagro (la apertura del candado, la reaunudación de los viajes) que jamás ocurriría.

por supuesto que yo me encontraba entre los pasajeros sin suerte de esa (esta) mañana, pero con la fuerza suficiente --y más que nada las pocas ganas de atender razones o buscar medios alternativos dentro del transporte público-- como para caminar aproximadamente treinta y cinco cuadras bajo la incipiencia de la lluvia. (nótese que digo "incipiencia" y no lluvia directamente).

ahora los altos mandos me llaman a discutir "estrategias". el vocabulario militar da cuenta de los recordatorios, feriados, lecturas del pasado fin de semana que me tienen sumida en un estado de decepción/escepticismo general respecto de las personas en general, historia, sociedad y todo lo demás. tal vez madre tenía razón cuando decía que "hay que participar" (papá lo sigue diciendo). que es la única manera. no sé bien de qué, supongo que de intentar cambiar alguna cosa.

jueves, marzo 23, 2006

exploradora intuye
hace punta en la curiosidad
y busca
(encuentra)
algo que mirar

después de todo son tan frágiles
los hilos que se tienden
en penumbras,
el cuello vertebrado
de la hembra al inclinarse

(el amor se inventa
y cree en él quien cree)

después de todo son tan
pequeñísimas las células
--disparos de la carne--
la extrema
enunciación del cuerpo frágil

queda entonces fértil
la nación de la memoria
fértil
hacedora indiscutible de mentiras,
agua tibia,
honda,
donde recostarse

queda la inquietud
extática de lo posible
la intimidad
(esa mujer durmiente)
alguna vez acariciada
y elegida

y de esto o aquéllo hablamos, acerca del esfuerzo de pensar, poco deseado/poco efectuado porque tantas veces es tanto más fácil acusar (merecidamente, por supuesto) y descansar en una acusación que es obvia, no trivial, pero obvia. hay que correrse un poco más allá.

hoy se hizo tarde, olvidé el despertador, anoche no podía dormirme aún a la una de la mañana y llena de cansancio. la casa entera con olor a incendio porque, pegada al teléfono en acto de conversación y pendiente al mismo tiempo del llanto del más chico, olvidé que había los fideos del almuerzo en una cacerola, flotando primero, ardiendo casi, después. cuando llegué el agua se había secado y era tan intenso lo quemado en el aire que tuve que abrir todas las ventanas, profiriendo insultos, etc.

curiosa (eufemismo de espantosa ¿?) es la vida, esa en que convive un asesino y miles de asesinados que no viven, esa en que la intolerancia es punto de encuentro entre puntas, medios, moderaciones y no tanto.

un asesino es un asesino. no cabe otra definición aunque ésta no sea una definición.

no puedo creer en el género humano como género, sólo en las personas individualmente, en algunas personas y a veces tengo miedo de admitir que quizá sean demasiado pocas. me enseñaron a tratar de comprender, de siempre preguntar por qué, por qué, por qué. me enseñaron a mirar lo propio, a buscar, a aceptar a la contradicción (sin la contradicción no sería humana y ahora se me vuelve circular la cosa).

tengo una amiga embarazada y otra más, y yo misma estuve y estaría y pienso. la vida, curiosa, se abre paso. increíble, empecinadamente. a pesar de todo

miércoles, marzo 22, 2006

qué feo es tener ganas y no poder, como por ejemplo yo ahora que muero de acuciante deseo de escribir sin saber bien lo qué escribir. no una carta sin destinatario, ya que no sería carta, más bien un sinsentido. no un poema de vidas o de muertes, se me pone triste, cursi, desdorada la palabra. no una ficción ni grande ni pequeña, de la imaginación no quedan rastros casi. como por ejemplo --volviendo al tema-- el momento de querer sentir la boca dulce y llena de alfajores o chocolatines a las doce de la noche.

hablamos con hermana como hermanas sin decirnos el te extraño, pero que se nota.

también se conversó con superior. superior se mostró interesado y agradecido por los comentarios generosamente vertidos sobre su gestión (comentarios nada halagadores por cierto). de modo que supervisado queda picando la pelota de la duda, o de la represalia con suerte poco probablemente venidera. pensé: no hay nada que perder, dí lo que tienes en la punta de la lengua.

(borré la frase última, por la desmesura de lo fácil, de lo trivial)

martes, marzo 21, 2006

señora va a un lugar donde se junta gente. mucha gente más o menos joven que adora la danza y, en cierta forma, el exhibicionismo del cuerpo. señora no se arregla demasiado --oh, el antiguo temor a que la tilden de buscona, ella que dice cagarse en lo que piensen los demás y a cada rato enarbola ostentosa y, admitámoslo, bastante insoportablemente, la bandera de su libertad-- aunque tampoco se viste como espantapájaros, no, qué va, si no las probabilidades de que le concedan una pieza rondarían el cero más redondo y absoluto de la noche.

señora llega y a falta de mesas busca una que yace con las patas tiesas mirando el techo. la toma con la determinación del que sabe bien lo que vino a buscar y luego se acomoda en una silla. cambia las zapatillas negras por zapatitos negros, se come un caramelo de cerezas y espera. medio en vano espera porque hoy la cosa está peor que nunca, los grandes bailarines de siempre se encuentran sumidos en el sopor de su propia belleza expresiva y ella, quién es ella, los mira pasar y girar y rotar mientras sigue ahí sentadita pensando, qué boluda la próxima no vengo más. ¿?

cuando algún desprevenido pasa señora tiende redes cual araña venenosa, ahora sí. con suerte el desprevenido soportará las cuatro o cinco pasadas semi-reglamentarias y señora habrá justificado su nocturna salida una vez más. si la conversación surge, habitualmente señora se ocupa de aclarar, no sin cierta prontitud, que ella es señora. no sólo eso, además ostenta un título de madre de dos preciosos varoncitos. aunque lo hace en el orden inverso porque en rigor de verdad señora cree que es más importante ser madre que señora.

señora termina bailando con muchacho de origen galo, chamuyando un poco de francés, y contenta de retirarse a su casa pasadas con holgura las doce de la noche (veinte minutos pueden considerarse muchos cuando la vida impone, impiadosa, madrugones consuetudinarios), la suela de los zapatos un poco más gastada, aunque no mucho.

el problema es dónde hacer el corte, porque lo terrible, sucede aunque no por azar: una conjunción de hechos se concatenan para llevar/llegar a una situación determinada. analizarlos no es sinónimo de justificarlos, es nada más (y nada menos) que intentar comprender el por qué. si hay algo que fue horroroso, malo e imperdonable.. ¿por una cuestión de magnitud --fundamental pero no excluyente ni única-- se debe desestimar lo que fue malo pero no en tal grado? quiero decir, al lado de un enorme espanto, los espantitos menores, por el mero hecho de ser menores, ¿se convierten en bonitos o en idealizables? no creo. tampoco se les puede atribuir la causa del desastre. no creo que se pueda recortar la historia en pedacitos. se nace en medio de ella y con ella se vive y se tiene/fabrica la sensación de no ser parte (una forma de desresponsabilizarse, tal vez, sobre todo en determinados medios, i.e)

entonces, la pregunta, no es dónde hacer el corte, la pregunta es dónde comenzó la historia.

lunes, marzo 20, 2006

a veces, por las noches, sueño que estás cerca y que nada más necesitás que te mimemos, como el sábado cuando me desperté creyendo que nunca te habías ido. quise preguntarte de lo de ser mujer, que no me quejo, no, pero es difícil absolutamente todo el largo día haciendo y deshaciendo, dehaciendo y volverse torrencial y luego quieta o nada. de los hombres, hay asuntos que no entiendo, tal vez será que son así, sencillos, no como nosotras que necesitamos lazos y si no, los inventamos o inventamos farsas, necesito, necesito, necesito, quiero un compañero, para ellos es más fácil, van, la ponen, listo. admito que esto es una simplificación, pero más o menos funciona a grandes rasgos. comen-cojen-duermen bien y todo bien. nosotras sufrimos las hormonas y tenemos que llorar y sentirnos mínimas, desprotegidas, o hacer de cuenta. porque la verdad es que si pienso en el dolor, son todos putos, ellos, por cualquier cosita se ponen pálidos de miedo. no sé porqué mamá, todos estos días tengo tantísimas ganas de escucharte, no es que otras veces no, pero viste cómo trabajan solitos los engranajes del recuerdo, por azar o por lo que fuere, de repente chupándome un dedo recordé, por ejemplo, cómo eso de chupar los dedos calentaba mucho a una persona, pero claro que en distintas circunstancias porque estaba yo comiendo un chocolate, bah. otras veces haciendo las compras, como hoy de mañanita en el supermercado, feliz --son extraños los motivos de la vida-- porque no había nadie, recordé la última vez que te acompañé a hacer compras, ya estabas viejita de la enfermedad, yo empujaba el carrito y vos que no te apurara y entonces tuve ganas de llorar pero me la banqué para que no me vieras, pero no esta vez ¿sabés? mientras metía papas embarradas en una bolsa (con otra bolsa como guante para no ensuciarme, mirá que me estoy volviendo medio pelotuda) pensé en vos y lloré un poco, como ahora mientras escribo.

habrá feriado por el 24 de marzo, me pregunto qué dirías, vos que leíste tantos expedientes y ayudaste a tantos con qué estómago, no sé cómo podías y es por eso de que las mujeres somos fuertes, por eso necesitamos al macho que parezca que nos cuida, para seguir siendo de roble porque si no no se podría. no se podría. no. yo te preguntaría tantas cosas, si te enamoraste de otros hombres, por ejemplo, enamoramientos. yo no sé qué se hace bien con eso de los enamoramientos, se los acepta como son, supongo. o se acepta que no sean. no sé bien.

llegan de bizancio fotos. fotos de mezquitas y de catedrales, de personas lejanas, desde canadá también. y nieve. mucha nieve en todos los lugares.

se cayó otro diente y ventanita nueva.

jueves, marzo 16, 2006

tengo los pies mojados, parezco "heidi" (a causa de la pollera medio cortona, medio con vuelo, según señala chistosamente un compañero de oficina), se me caen los mocos con persistencia de catarata y daría, no digo mi reino, pero sí mis zapatos taco aguja dorados no-los-voy-a-usar-jamás (o ahora que lo pienso, buena parte de mi olvidada biblioteca), por una cama.

martes, marzo 14, 2006

¿cómo te ves?

no sé de cuánta responsabilidad (qué horrible término) estamos hablando, la que me ocupa ahora ya es bastante.

de repente o golpe y porrazo xx emplea buena parte de su tiempo diario en bajar de internet una cantidad importante de papers relacionados con asset pricing models, returns, discounted cash flows, firm valutation, corporate finance, etc, etc.

se reitera pregunta borrada ¿qué pasó con la literatura?

la posibilidad de un asentamiento en brasil, da susto.

lunes, marzo 13, 2006

y como muero de ansiedad utilizaré la función catártica o desquitártica de la escritura, que si de algo ha de servir la muy inútil, pues que sea de asesina de un tiempo que no corre lo suficientemente rápido.

porque encima de la torre de horas, hoy no es justo el día de llegar temprano: desde las seis de la mañana se sucedieron más o menos las mismas cosas de todos los días, el levantarse y tropezar con zapatos, medias y otras vestimentas desparramadas alrededor de la cama y aledaños, descargar dorado líquido a toda velocidad, luego la ducha reparadora (más bien despertadora), tomar la pastillita preventiva de nódulos y otros horripilantes monstruos del cuerpo, etc, dejar al crío en el colegio, correr al supermercado y hacer la compra de la semana (cargado de odio el corazón) en velocísimos treinta minutos, saltar al anteúltimo vagón, arribar al microcentro a las nueve menos diez, etc.

luego el tiempo se detiene.

luego, encuentro que debajo del escritorio junta mugre un montón de libros olvidados. con un título esperanzador y reanimante encabeza la pila "el espejo de la muerte" del amargo de unamuno.

la gente acá no habla de otra cosa que de estaciones de servicio, megawats hora, paradas de planta, transporte de crudo, qué sé yo. no es que tenga yo otras ideas importantes que decir o compartir, pero, pongamos por caso, el estímulo es inexistente y no dan ganas de nada. claro que la costumbre de la casa es el auto-estímulo y lo que no se encuentra del lado de adentro más vale no buscarlo del lado de afuera. la convicción de la actividad introspectiva permanece aunque notablemente deteriorada.

recibí una carta de mi prima refiriéndome sus peripecias de amor a saber: que conoció a un tipo que divino le prometía felicidades de a cientos y ella que desfallecía de cariño y consentía. entonces van por la noche a una milonga --soñaban ambos por anticipado ese momento, él había dicho que juntos danzarían el amor y qué sé yo cuántas otras idioteces acarameladas-- y resulta que el hombre (bnah, la palabra hombre le queda varios talles grande) así sin decir agua va, viene o se derrama, resulta que no sólo se exclusiviza con otra mujer la noche entera, sino que, delante de los propios e incrédulos ojos de mi anonadada prima, el tipo se retira del lugar, tan compadrito él, con la otra. así nomás. lo que yo no entiendo es cómo ella (mi prima) no le propinó un tortazo en plena jeta, o por lo menos no le hizo una zancadilla!

¿es justo?. no digo que uno no pueda mentir o irse con quien se le de la gana pero... ensayar un poco la delicadeza no estaría mal. o mi prima es muy boluda o el tipo es un turro de aquellos.

te enojás un poquito por cosas que ya no son, como un cumpleaños a miles de distancias, o una mamá que se fue un mediodía. por ejemplo: los libros ya no más deseados, o las conversaciones terminadas hace tiempo y sin mucha razón.

los días son muy breves en términos de preparar mochilas y valijitas con almuerzos, revisar cuadernos, buscar números en los objetos (no más de tres) para llevar a clase. también se vuelven insoportablemente largos y dan ganas de escapar a no sé dónde cuando la maestra cuenta que los nenes sacan sus cosas al patio en el recreo de las nueve porque creen que se vuelven a la casa. pero no. entonces me da un poco de susto pensar que podría estar exigiéndote demasiado mucho, demasiado poco. madre (padre) es ir caminando medio por lo oscuro sin nunca saber qué es lo que se hace bien o mal. cuando quisiera preguntarle cómo fue para ella de repente recuerdo que no está.

las uñas de rojo extrañan, en las manos se parecen a la sangre, a una provocación silenciosa.

martes, marzo 07, 2006

los nervios, tantos, la ansiedad, tan mucha. el niño, la mochila, los cuadernos, el almuerzo, una cantimplora (tuve el cuerpo, una vez, de cantimplora), el madrugón pero igual ir a practicar, ¿no me estaré volviendo estúpida, obsesiva y caprichosa. veo y quiero.

es apurado y es vertiginoso y la contemplación ya no me busca. estoy en función madre un ciento veintidós por ciento. me pregunto si se me notará en la cara, las bolsitas debajo de los párpados, la palidez, las muecas de dormida, seis de la mañana y todavía la noche abandonándose. yo salto. salto de la cama y corro al baño --en el camino mueren: un par de zapatos, ropa sucia, algún juguete-- me lavo la cara (qué trivial la melodía de escribirlo), si lo recuerdo o me pincho "agarro" la yilé y acontece la poda general de pantorrillas porque con el calor: pollera (queda feísima la piel blanca, las espinas negras). al último me autocariño con crema perfumada.

después: a despertar al escolar nuevito, bostezante, y adjuntarle un desayuno bajo la amenaza de jamás llegar a tiempo a clases, cuestión que, por supuesto, le importa tres carajos.

viernes, marzo 03, 2006

déjala que caiga

se repite la lluvia, la taza de café mitá & mitad (porque es así, mitá & mitad) y sobre el banco alto de pensar en cuántas veces la cuchara --avec la petite cuiller il a tourné--- ha repetido el movimiento, y mi mano, y el brazo, y todo tantas veces diferentemente igual, me da en los ojos una nube de melancolía que repite, también, lo que acontece fuera. me arrastro por las hojas sin placer, tal vez por algo parecido a un no me dejes, aunque se me hace dulce, este cansancio.

(y por momentos quisiera escaparme de los hombres, de los míos, de los otros, de haceme la comida, dame, quiero compañía, tu dinero, nunca me abandones, me gusta tu culo, vos pedí que yo después te cobro, ya no hablamos de lo que nos importa, en un rincón --ahí-- la idea de deberte algo, pasame el informe, no entiendo este número, mi mujer nunca me escucha: desde que se embarazó, de garchar, niente, no te preocupes que te escucho yo, y sigue, en su marchar por las paredes, colgarse de los techos, ¿cómo se hace? vos necesitás un service; los hombres, que son tan no independientes, que no saben, que solitos no, que la camisa, que planchame, los hombres que diría que extraño a las mujeres ah! pero que haría yo sin una verga)

tengo húmedos los pies, el pantalón helado desde el ruedo y en los lóbulos, colgando, dos redondeles de nácar preciosos como lunas.

anoche revolviendo los cajones se me apareció mamá en un papelito. lloré un poco. lucas empieza primer grado el lunes ¿sabés? y la ansiedad de despertar temprano, de llegar a tiempo, ya se instala. hace dos días que no moja las sábanas, que crece. y con él yo misma crezco y soy pequeña, inquieta, preocupada.

deseo, levemente, otra vez la imposición de la escritura, desesperar por una historia, por decir (y me repito y se repite el título, la frase).

miércoles, marzo 01, 2006

le dejaron un sillón, ahí, en mitad del living. que de a poco fue adueñándose de todas las presencias --ya no cabía en la estancia otra cosa que el sillón color de chocolate, por usar un eufemismo--.

no sé por qué vine a recordarlo ahora.

apenas finalizada la mudanza descubrí que, por alguna razón que yo creí un error, el hombre del flete había descargado un mueble que no era mío. un sillón de dos cuerpos, bajo, casi diría enjuto, de color marrón oscuro. llamé por teléfono a la empresa para que vinieran a buscarlo y una voz del otro lado dijo no se preocupe, señor, ya se lo vamo'a retirar. antes de que pudiera preguntar cuándo, se cortó, o cortaron. claro que ese "ya" no llegó nunca y por fuerza o por costumbre (que es, en general, lo mismo) me habitué al sillón que quedó en medio del living, a la espera.

¿a la espera de qué?

sin dormir no es mucho. si yo pudiera o pudiese, recordarte con cariño, si yo tuviera o tuviese, la inocencia de los niños, qué hija de puta que soy, que no puedo escribir nada, me voyatomáuna coca, para ver si me despiertooooooooooo...

(nota: el lunes volví a villa malcom y me dije, hombre tocado, hombre hundido, esta noche bailo o bailo, cosa que "ise")

je je, escribir como cualquier cosa. ya vendrán tiempos mejores. ahora puebla la modorra mi accionar.